Destiempo… o la ambigüedad de la vainilla

24.12.2018 17:38

Por Fausto J. Alfonso

 

LA RIOJA. Con la creación colectiva Destiempo, el grupo riojano Esencia de Vainilla se presentó por primera vez en el contexto de una Fiesta Provincial del Teatro, más exactamente, en la sala Beatriz Piqueras. Formado en abril, con la confluencia de artistas de la danza y el teatro, propone una reflexión bien física sobre el amor de pareja, sin restringir ésta a una acepción única.

Coordinado por Sofía Pelliza Macías, el elenco tradujo en gestos, movimientos y coreografías, las palpitaciones del corazón -biológico y simbólico- en una puesta circular que habla del eterno recomenzar, entre el impulso y la agonía permanentes del deseo. Erotismo, roces y remansos en un ámbito escenográfico limpio, con un par de puertas de escape hacia donde el espectador quiera imaginar.

“Suena algo -dice el programa de mano, a modo de síntesis, pero también invitación-. Resuena adentro, bien al centro. Pulso a pulso determina el compás agolpándose tímidamente con las ansias y el deseo. Se aquieta, se preserva, se comparte y revienta en el aire y por los huesos. Se reinventa y resurge, como un ínfimo hilo de intimidad que conecta por distintos cauces, los cuerpos amando a destiempo”.

Gianina Allegretti, Génesis Castro Azcurra, Florencia Córdoba, Ana Carla Rivoire y Juan Pablo Rodríguez son los intérpretes de Destiempo. María Fernanda Torres Leiva es la responsable de la técnica. Lo que sigue es un diálogo con algunos de ellos y la citada Sofía.

  • ¿Cuándo y cómo surge el grupo? ¿Y por qué Esencia de Vainilla, un nombre cándido -pero intrigante-, en tiempos de tanta agresividad?
  • Génesis: Esencia de Vainilla comenzó a fines de abril, principios de mayo. Teníamos la inquietud, un par de personas particularmente, de hacer algo. Casualmente, en ese momento vino una actriz muy reconocida de Córdoba a traer su obra Bufón y dio un taller. Allí coincidimos con Juan Pablo y con Gianina. Nos dijimos: tenemos que laburar y aprovechar ese material. Nos juntamos a la semana. Invitamos a dos compañeras que, por otros encuentros que hicimos aquí en La Rioja, por el Día Nacional de la Danza, también estaban con la inquietud de hacer algo. Nos reunimos un jueves de mucho frío. Decidimos partir desde el laboratorio. Cada uno dijo desde dónde le gustaría hacerlo. A mí me gusta laburar físicamente desde esto, a mí me gusta más la fotografía y así… Fue como unir eso y empezar a trabajar con una dirección unitaria. Cada jueves les correspondía a dos de los cinco que éramos en ese entonces dirigir media hora e ir tomando registro. Fue saliendo un material bastante rico. No es que hacíamos una improvisación y quedaba en el aire. Lo que no sabíamos en un principio era que íbamos a hablar del amor; sí, hablábamos del destiempo que existe todo el tiempo entre la gente. Eso sí estuvo desde el principio. El no coincidir a la hora de elaborar, el no coincidir en los métodos para aprovecharlos…
  • Gianina: Incluso el nombre del grupo surge por eso. Al último le pusimos el nombre. ¿Por qué Esencia de Vainilla? Porque la esencia de vainilla es en sí, cuando uno la huele, un olor rico. Te da deseo de comer. Pero cuando la tomás, la consumís, es un sabor amargo. Entonces, estaba también ahí esa cosa del destiempo, como el amar a destiempo.
  • El deseo y el destiempo es lo que en definitiva atraviesa todo. Las ganas de hacer, el tema de la obra, el nombre del grupo…
  • Génesis: Yo creo que el deseo propio de cada uno, incluso después, cuando las chicas se sumaron -Fernanda en la técnica y Sofí en la coordinación-, el impulso de crear y de hacer es lo que sostiene, sostuvo y va a seguir sosteniendo este grupo y la obra en sí. Porque si eso no existiera, hubiese caducado el proyecto.
  • Sofía: Algo que me parece muy interesante es que, a lo largo de este camino -porque la obra viene siendo caminada desde abril, y ya en junio caminó con público- es cómo evolucionó. En esa evolución es que encontramos algo interesante dentro del camino que tiene que ver con la constante búsqueda del encuentro. Esa búsqueda constante del encuentro con los demás, que otra vez remite a la idea del destiempo. Es decir, siempre estamos remitiéndonos sobre el motor del deseo, trabajando sobre lo que deseamos hacer y mostrar, pero volvemos a la idea de cómo nos encontramos y desencontramos con las personas. A lo hora de tener que poner en palabra lo que mostrábamos en la acción, decir qué es esto, y bueno… es la constante búsqueda de encontrarnos y desencontrarnos y como punto de la obra tomar la idea del amor. De ese amor sin rostro, sin género probablemente, donde todos los encuentros entre cuerpos se pueden dar. Así lo simbolizamos de alguna manera en la escena. Tanto Fernanda como yo aparecimos hacia el final de lo que fue el primer proceso, ya que ahora tenemos como un segundo proceso. El primero fue la etapa de armado, el segundo la evolución con público. Ninguna de las funciones que hemos dado ha sido igual a la otra, lo cual a nosotros nos resulta enriquecedor porque sentimos que el trabajo va evolucionando.
  • Lo cual hablaría bien del grupo, en el sentido de que no se mecaniza.
  • Génesis: Ése es uno de los motores también: pensar en la organicidad. Aquí en nuestra obra no existen los personajes. Son intérpretes.
  • Sofía: De hecho, en el programa, cuando tenemos que nomenclar, porque llega un punto en que todo hay que ponerlo en palabras, ponemos intérpretes, porque no son ni bailarines ni actores. Son intérpretes, hacen de ellos mismos. Son Gianina, Génesis, Florencia, Ana Carla y Juan Pablo. Ellos en escena y nosotras que estamos también de alguna manera en escena porque todo lo que va sucediendo está coordinado. Por eso no es la figura de director, sino más bien la figura de coordinador de escena, que sería la mía en este caso, y de coordinación técnica en el caso de Fernanda.
  • La obra supone el encuentro del teatro con la danza. ¿Cómo hacer para balancear esas dos expresiones y las distintas formaciones de los intérpretes, para que no derive en un desencuentro o destiempo?
  • Juan Pablo: Lo importante en esta obra es que había que ser sinceros. Como dice Sofi, no estamos haciendo un personaje. De hecho, antes de actuar nos decía ámense en escena, quiéranse. No importaba si Giani y yo hacíamos teatro, si Génesis hacía danza… Éramos cuerpos amándonos en escena.
  • Gianina: Lo interesante de que en el grupo haya actores, actrices y bailarinas, es que nos permite fusionarnos y conocernos y que el espectáculo no sea danza pura o teatro puro.
  • Génesis: Es una fusión orgánica. Al fin y al cabo, sucede que a nivel organización de la obra contamos con un tempo, tenemos un compás, llevamos un ritmo, y uno puede pensar que eso a los bailarines les sale más. Y por ahí no. Por ahí los actores tienen esa finitud o tinte que le dan los textos… Nosotros los bailarines también decimos textos… Sí, uno tiene la disciplina a mano, pero también se tiene a sí mismo con el querer explorar, con la curiosidad. Y es eso lo que principalmente nos llevó, nos guió.
  • Sofía: Por un lado, está la idea de conciliar las disciplinas, pero por otro la de romper caprichos. Si alguien dice yo no puedo decir un texto, bueno, tenemos que romper ese capricho. O no moverse de determinada forma, también lo rompemos. Todo en función de lo que puede ser ese cuerpo en escena y contemplando también a la obra como un cuerpo en escena. Destiempo es un cuerpo de cinco partes que se unen y desunen. Cinco partes con dos detrás que también son ese cuerpo.
  • María Fernanda, vos sos una de esas partes que está detrás. ¿Cómo es tu intervención en el espectáculo y cómo has vivido la experiencia?
  • María Fernanda: Yo soy la técnica, Mafe. Como decía Sofía, el lenguaje lumínico también coordina lo que pasa en escena. Es un intérprete más de la escena. Se puede hacer teatro sin iluminación, por supuesto. Pero yo, desde mi lugar, creo que hoy en día es un lenguaje fundamental.
  • Vos también sos actriz. ¿Esto lo tenés en cuenta cuando iluminás? Es decir, pensás en cómo te gustaría que te iluminaran en tal o cual escena.
  • Mafe: Sí. Lo primero que hago es estudiar lo que se habla en escena, saco fotos, filmo un poco el ensayo, y de ahí voy viendo las posiciones de las luces, los colores, los matices y empezar con la prueba-error. Si nos gusta o no, si va o no. Hemos tenido varios cambios en función de eso.
  • Génesis: La obra se presenta con el público muy de cerca. Eso tiene que ver también con esto de resaltar el detalle y que el espectador capte la respiración, la transpiración, la mirada directa. Sin una luz bien dirigida, esto no funciona.
  • Recortar el momento.
  • Génesis: Totalmente. Lo que está pasando en verdad, que ningún detalle se pierda. Es la esencia pura. Eso creo que es lo fuerte que tiene la obra.
  • Sofía: Es lo que crea los climas, los momentos, las emociones también. Creo que eso le da color y brillo. La luz es un cuerpo más y es símbolo. Todo el tiempo está diciendo. Elegimos con la luz qué decir.
  • Uno de los componentes importante del espectáculo, tratándose de amor y deseo, es el erotismo. Algo muy poco habitual en el teatro riojano. Acá aparece en primer plano. ¿Cómo fueron evaluando ese componente durante el proceso?
  • Génesis: Como el amor es algo infinito y se puede hablar desde todos los vínculos y relaciones que una persona tenga, teníamos que acotar un montón. Allí apareció Sofi. “Chicos, acoten más, no se entiende”. Y siempre caíamos en el clisé de laburar con el amor en la pareja. Como hoy hablar de género me parece algo muy anticuado, decidimos hacerlo amplio. Pero Sofi nos dijo que no cayéramos en lo obvio. Obviamente… se van a besar, por ejemplo. El espectador se aburre. Es algo predecible. Fuimos probando y buscando en los ensayos y en las funciones. Sí, trabajamos con tensión sexual. Tener la intención siempre para que se vea orgánico y real. Si no, de nada valía agregar los efectos de luces, las vestimentas, los toqueteos de manos o lo que sea.
  • Sofía: Quizás no está la intención de lo erótico como provocación porque a nosotros nos resulte orgánico. Pero a la vez sabemos que sí provoca. No es la intención la provocación en si misma, sino la de los cuerpos uniéndose de distintas maneras desde cualquiera de sus partes. Puede ser la unión pélvica, de la boca, de las manos, del pecho… Por eso también, como una decisión, surge al final la idea, con luz negra y todos con cabezas negras, de que todos somos iguales, literalmente. Ahí se borra todo y al borrarse todo es que revienta en un plasma rosado de amor esto que ya no da más. Eso lo tomamos como final de la obra. Siempre está la idea de respiro, respiro, respiro y qué hago con lo que respiro: revienta. Revienta en el pecho, en los huesos… y en la obra también.
  • ¿Cómo ha sido la recepción del público?
  • Sofía: Como te decía, la propuesta ha ido cambiando. El último enfoque, que es el que hemos presentado en la fiesta, ha sido muy bien recibido por parte del público. De hecho, este público que nosotros etiquetamos de mala manera como conservador, nos dice que la obra les parece interesante, a partir de esta forma de relámpago de amor. Se preguntan qué pasa, qué pasó, que pasa con las puertas, hay angustia, hay deseo, hay rosado, hay reviente… La recepción ha sido muy buena. Sí nos han dicho “qué incómodo”. Partes que incluso nosotros pensábamos que no iban a incomodar. Como hay una amalgama corporal entre todos los que están en escena, termina provocando, aunque como decía antes no es una provocación explícita.
  • ¿Ésta es tu primera experiencia como directora-coordinadora?
  • Sofía: En este tipo de trabajo, sí. Y me pareció interesante aparecer en la mitad del proceso. He dirigido otras cosas, obras más juveniles, infantiles, talleres amateurs…
  • Aparte has desarrollado una carrera como actriz.
  • Sofía: Llevo muchos años actuando. Desde los nueve. Tengo 27. Soy actriz de la Comedia de la Provincia desde hace ocho años. Y docente en la Licenciatura en Arte Escénico en las cátedras de Canto e Integración Musical. Por eso también la obra la hemos pensado como una pieza musical. También en algún momento he estado en la cátedra de Actuación.
  • ¿La idea ahora es continuar con este grupo?
  • Sofía: Queremos seguir como grupo porque hemos sentido que somos complementarios. La idea es poder continuar con lo que estamos trabajando y tener otros trabajos y procesos, en los que quizás otro esté en el espacio de la coordinación, aprovechando todas las posibilidades artísticas que tenemos.
  • En esta fiesta provincial has participado de diversos modos. Como actriz en La Libélula, como coordinadora en Destiempo y como docente en Soul… ¿Cómo lo has vivido?
  • Sofía: Parezco figurita repetida, ¡pero todo es tan diferente!… Pensarme como actriz dirigida por otra persona me hace pensarme de una manera diferente a la del espacio de la coordinación, donde hay algo más de deseo personal, más allá del deseo del otro. En La Libélula somos solo dos personajes. Hay que llevarla. Es una obra absolutamente clásica, en comparación con las otras, muy rica como posibilidad teatral. Y en Soul, producto de una cátedra que compartí con otra profesora, si bien no estoy involucrada específicamente, sí he acompañado mucho su camino. Y me siento orgullosa de estos chicos que presentan sus deseos en escena.