El combo femenino completo

04.02.2018 20:04

Por Fausto J. Alfonso

 

Muchas de ellas sobresalientes, las actuaciones femeninas dominaron la última edición de la Fiesta Provincial del Teatro. Seis de las doce obras presentadas tuvieron a la mujer como protagonista exclusiva; y de las restantes, solo una no la incluyó.

Por supuesto que más allá de cualquier interpretación de moda que pueda hacerse, vinculada con tópicos como género, feminismo, empoderamiento, cupo, etcétera, etcétera, la situación sirvió para constatar el buen momento por el cual está pasando la actuación femenina en Mendoza.

A las actrices consagradas y con trayectoria, vinculadas a una generación mayor, se les sumó el afianzamiento de una camada intermedia y la grata revelación que suponen jóvenes intérpretes con un aún escueto curriculum.

Además, la tremenda variedad estética, técnica y temática de las propuestas (de los doce espectáculos no hubo dos que se emparentasen) tuvo su correlato en esas actuaciones, con personajes adentrados en distintos estilos y registros que hablan claramente de una población actoral femenina capaz de internarse en los caminos más disímiles.

Ya en la primera jornada, Eugenia Videla nos conquistó con su interpretación de la criada en Museo Medea, desde un falso realismo que la hizo transitar por la calidez, la contención, la ironía sutil y el desparpajo festivo. Un personaje difícil -sometido a los caprichos de una señora despechada- que busca resquicios de libertad y algunos segundos para sonreír sin culpa.

En Lo que viene, Virginia Diblasi y Gabriela Simón obsequiaron un magnífico contrapunto en clave de clown entre la tranqui y la exaltada, la que deja fluir y la que cuestiona e interroga. La dupla apeló a numerosos recursos físicos y verbales, y propuso al mismo tiempo un humor corrosivo y naif.

En El Experimento/Caminarás por la línea marcada, Gabriela Psenda, Valeria Rivas, Daniela Moreno y Federica Bonoldi se sumergen en una especie de simulacro antropológico que mezcla registros y recursos (bueno, se trata de un experimento, justamente). Las tres primeras, definitivamente asentadas en sus roles (recordemos que es una reposición y hay como diez años de maduración); la restante, sumándose con timidez, aunque sin desentonar.

En Las Visitas, Claudia Polo, a quien no recordábamos haber visto desde hace mucho, compone a otra criada con precisión y economía de recursos y hasta canta a capella, brevemente pero lo suficiente como para apostar por ella y no por tantos “profesionales” mediatizados.

El histrionismo, lo sacado, llegó de la mano de Luisina González, parte del elenco de La fabulosa historia de los inolvidables Marrapodi. Quizás lo suyo no sea el canto ni el baile (no lo sabemos), pero el carácter paródico de la propuesta le permitió lucirse en esos pasajes, más allá de los momentos de actuación pura.

Victoria Favier y Ana Macías aportaron el teatro físico y las técnicas circenses en En tu reflejo. En el marco de una poética puesta, no exenta de complicados trucos, brindaron un trabajo sin dudas extenuante, donde el movimiento, paradójicamente, sirvió para homenajear a esa voladora inmóvil que fue Frida Kalho.

Los idiotas trajo consigo la notable actuación de Laura Volpe, seguida de cerca por Paula San Martín. Con ellas, el absurdo dijo presente y sin dudas encontró en estas actrices el físico y los gestos adecuados y el decir desencantado que sus personajes requerían.

Aoi! El gualicho de la malvarrosa ofreció otro de los grandes momentos actorales femeninos de esta fiesta: el de Celeste Álvarez. Sería muy injusto (y simplista) decir que estamos frente a la actriz del momento, ya que una gran trayectoria de más de dos décadas lo desmentiría rápidamente. Pero sí, que durante estos últimos años ha sumado una seguidilla de trabajos irreprochables, entre los que caben Me pegan las luces y Fragmentario.

En Aoi!, Álvarez apela a su especialidad, la técnica Suzuki, para echar miedo sin perder un ápice de glamour. Y lo logra con absoluto magnetismo. En el mismo espectáculo se lucen Valentina Luz Aparicio (la primera de sus escenas impresiona) y Constanza Lucero.

Destreza física y mucha simpatía fueron los aportes de Gabriela Garro para El mundo en mí, el único infantil de la fiesta. Ya toda una especialista en la materia, la carismática actriz colmó de encanto el espectáculo. Y aunque su compañera María Pereira por momentos se pasaba de rosca, juntas consiguieron momentos que el público en general, y no solo los niños, agradecieron.

Finalmente, Hidrofugio (espectáculo pensado claramente para el debate) brindó la única actuación con técnica de mimo. Aunque no se entiende del todo el porqué de la elección, María del Carmen Carrizo cumplió con prolijidad su interpretación.

Además, en esta fiesta Ursula Tassini fue parte del policial grotesco Lisándropo; Brenda Fernández rozó el sketch de tv al interpretar a su ama de Museo Medea; y Laura Martín mostró una señora un tanto afectada, estereotipada, en Las visitas.

También hay que destacar que como obra anfitriona se presentó Don Quijote… o todo lo que imaginamos es cierto, donde los recursos de la farsa son explotados con habilidad por dos muy buenas actrices: Eliana Borbalás y Miranda Sauervein.

La presencia femenina se hizo sentir asimismo en el terreno de la dramaturgia: Ivana Catanese en Aoi!...; Diblasi y Simón en Lo que viene, Tamia Rivero en El experimento…; Garro y Pereira (junto a Matías Gorordo y Pablo Mestre) en El mundo en mí, Débora Candito y María del Carmen Carrizo (junto a Martín Parra) en Hidrofugio; y María José Medina y Guadalupe Valenzuela (junto a Guillermo Katz) en Museo Medea. Y también en la dirección: Brenda Fernández en Museo Medea, Gabriela Simón en Lo que viene, Lila Medina en La fabulosa…, Garro y Pereira en El mundo en mí, y Débora Candito en Hidrofugio.

En síntesis, un combo femenino completo para una fiesta que no fue una fiesta más.