El INT y sus tácitas discriminaciones

23.05.2017 18:32

Por Fausto J. Alfonso

 

Por estos días se concreta en Mendoza la 32 Fiesta Nacional del Teatro. Para la cobertura de prensa mendocina, el Instituto Nacional del Teatro recurrió a una peculiar decisión: instaurar las categorías “periodistas de primera” y “de segunda”, en función de si hacen o no la cola para retirar las entradas para los espectáculos. El rotulado es tácito. Obviamente, no son tan giles. Atienden en Buenos Aires. Aunque su titular, vale recordar, es un hombre “del interior” (hoy, del interior del poder).

De entrada, bastante curioso resultaba el hecho de que la prensa "acreditada" no tuviese confirmado su acceso a los espectáculos al momento de comenzar el evento. Sino que, al denominado Punto de Encuentro (España y Gutiérrez), debería ir -a diario- a retirar sus tickets, aunque sin garantías de poder conseguirlos, tras perder una hora haciendo cola.

Pero más curioso resultó ser el descubrir que, desde un criterio para nada claro, tres periodistas mendocinos sí podían acceder a los espectáculos sin burocracia, a la altura de la prensa invitada del resto del país. Lo cual se traduce en cero cola, cero previsión, cero pérdida de tiempo y transporte gratuito para llegar holgado de un espectáculo a otro.

Alguna mente “lúcida” podrá argumentar que en la combi no entran todos, que el presupuesto no daba para más que tres, que se escoge a los medios de mayor penetración o a los menos conflictivos, o a los prenseros en lugar de los críticos, etcétera. Aún suponiendo que estas explicaciones cerraran (es cierto que las combis no son muy grandes), habilitar una segunda categoría (de aquí en más la categoría del “arreglátela como puedas”) es flojito. Recuerda mucho a los cumples de 15: ¿te invitaron a la cena o solo al baile?

Los chicos del INT no se jugaron del todo por aquellos tres que necesitaban. Tendrían que haber ido a fondo. Pero estuvieron tibios, muy PRO. O no tan PRO, ya que finalmente abrieron una grietita muy K.

No está demás aclarar que a ningún periodista se le van a caer las medallas, en caso de tenerlas, por hacer una cola. Pero alasí no. Perdón, así no.

Fuentes confiables aseguran que todo viene digitado desde Baires, por gente sabedora profunda de la realidad periodística local. Otras fuentes confiables dicen que Mendoza no tiene nada que ver con nada. Que Mendoza está pintada, que solo pone su escenografía de tristes colores otoñales. Que a Mendoza, Buenos Aires se la debora. No. Se la devora, perdón, de nuevo.