Compromiso femenino, aventuras y buen gusto
Por Fausto J. Alfonso
Paraná porá retoma una idea cara a la literatura y otras artes: la del viaje desde el interior hacia la gran ciudad, confiando en que ésta cura, soluciona y hasta actúa como tónico para olvidar aquello que lo merece. Pero, sabemos que casi siempre pasa lo contrario y gana la frustración. Sin embargo, aquí no alcanzamos a enterarnos del resultado final, ya que todo es viaje y en él está el atractivo de la obra y los méritos de la puesta.
En esta ocasión, la tierra prometida es Córdoba. Allá van La Gringa y La Polaca, bajando por el Paraná en una precaria balsa, con la esperanza como motor y alejándose de la geografía de sus penurias. En su grado de rusticidad y sensibilidad parecen muy diferentes. Pero no lo son tanto. Los golpes las han igualado. También un hombre en común, el Santo, del cual La Gringa carga un embarazo muy avanzado. Un embarazo que la une a La Polaca tanto como la separa.
El periplo se desarrolla entre reproches, reflexiones y peligros. La directora Portillo encuentra la estética y el tono narrativo adecuados para cada una de esas instancias. Lo logra por dos vías: la marcación precisa de las actrices, según se trate de un momento realista, de ensoñación o mágico; y, en consonancia, la propuesta lumínica, que denota la instancia del día que atraviesan pero también connota los sentimientos o el grado de complicidad o de distanciamiento por el que van pasando. Puesta, actuación y luces convocan a una fuerte teatralidad.
El texto escrito por la polifacética artista Maruja Bustamante es rico en imágenes y vitalidad. Al drama puro e intenso (en el que prima la aventura y la discusión) se suman los momentos de relato. Ese relato, sentido, intimista pero vigoroso, se enriquece aún más cuando La Gringa y La Polaca evocan a dúo una misma situación, reservando cada una para sí la variación en los detalles pequeños y significativos.
El espectáculo todo, ya no sólo el texto, también es fuerte en su musicalidad. El cantar casi paródico de los pájaros, que parecen decir mucho más de lo que trinan (¿prueba de que la naturaleza es sabia?) es un hallazgo. La presencia de canciones populares, aunque un poco olvidadas, como Regresa y Anahí (sendos merecidos homenajes a los compositores Augusto Polo Campos y Osvaldo Sosa Cordero) impregnan de calidez la atmósfera, y la actriz Vanina Corazza ayuda mucho en ello.
Paraná porá estimula los sentidos y la imaginación. Va del fuerte aroma del surubí cocido en vivo al perfume de la naranja. Del ocre que domina la escena a una posible luna verde. Del naturalismo de una pitada o el escamoteo de un libro a un mar de nylon donde retoza una vaca anfibia. De la fémina íntegra a la vulnerable y viceversa.
La intensidad de ser mujer queda expuesta al aire libre en este trabajo de buen gusto, sin excesos, sin falsos ornamentos, al que además se agradece no caer en un panfleto de género.
Ficha:
Paraná porá. Autora: Maruja Bustamante. Dirección y puesta: Valeria Portillo. Elenco: Maktub Compañía Teatral. Intérpretes: Vanina Corazza y Laura Masutti. Escenografía y luces: Carlos Croci. Diseño escenográfico, lumínico y sonoro: V. Portillo y C. Croci. Nave Cultural (función del 11/10/15).