Emotivo reencuentro con La Pilarcita

09.09.2024 12:09

Por Fausto J. Alfonso

 

A La Pilarcita la teníamos vista. No exactamente a ésta, claro. Fue por el 2016, cuando en el teatro El Taller la autora María Marull desembarcó con su propia puesta para contactar con los mendocinos. Allí nació un afecto por esta historia entrañable que ahora se revalidó con la versión local dirigida por Érica Gómez. Versión que acaba de ser distinguida con los premios a mejor actriz (Ania Josefina Ormeño) y actriz de reparto (Cintia Zolorza), en el marco del XXV Festival de Estrenos.

Para quienes desconocen, la Pilarcita fue una niña que murió trágicamente al querer salvar a su muñeca durante un viaje en carreta. El hecho real ocurrió en Corrientes y la pequeña se transformó en una santa pagana en la línea de la Difunta Correa. Hasta ella la gente va recurrentemente en busca de milagros. Año tras año, soportando largas colas y un calor agobiante, y llevándole como ofrenda una muñeca.

En la obra, Celina tiene un modestísimo hotel en un pueblo perdido. A él llegan, desde la ciudad de Santa Fe, Selva y su pareja Horacio (a quien nunca vemos y por quien Selva ha ido a pedir a la Pilarcita). Hernán y Celeste, hermano y amiga de Celina, son los otros interactuantes. Todos seres con aspiraciones y formas de encarar el día a día diferentes, pero esencialmente bondadosos.

La directora Gómez pega un salto cualitativo desde su debut en 2018 con La niña gallo (y con Clasiclown y La Martina… de por medio) a esta La Pilarcita. Porque si bien su puesta se ciñe bastante a aquella referenciada, siendo de ese modo un poco impersonal, es sobre todo prolija y pareja, no retarda ni acelera los tiempos innecesariamente, permite que el espectador aprecie los conflictos hondos de los personajes y también disfrute de esa picardía regionalista de campo que se contrapone a la rigidez amarga que más de una vez la ciudad intenta imponer.

Con La Pilarcita es difícil evitar el melodrama lastimero “del interior” o la postal costumbrista vacía. Su tema ofrece todas las condiciones para caer en una de esas trampas. Pero claro, el tratamiento dramatúrgico de Marull enaltece ese tema. Solo resta que desde la dirección no se haga un paso en falso hacia atrás, cosa que Gómez evita con sus líneas directrices, siempre acompañada por buenas actuaciones. Sobre todo, la de Ormeño, quien como Celeste vertebra todas las situaciones con su espontaneidad, cuando no con su desparpajo.

Extrovertida, inquieta (su entusiasmo por la comparsa es tan vital como las ganas de escapar de su abuela) Celeste juega en contrapunto con Celina, una chica reflexiva que aspira a estudiar Medicina y a abandonar la chatura del lugar, interpretada con genuinos sentimientos por parte de Zolorza. Selva (Aixa González), la visitante, transita todo un arco que va de la actitud avasallante al desmoronamiento absoluto. De las tres mujeres es la que más cambios interiores sufre. La actriz tiene sus momentos más inspirados a la hora de su derrumbe emocional. Lo interesante es que esos tres planetas, que solo tienen en común ser femeninos, se entrecruzan todo el tiempo, primero eclipsándose, luego iluminándose, hasta decantar en una verosímil comprensión mutua. Quizás, en estas épocas, el milagro de la Pilarcita va por ahí: que la gente se acepte y se entienda.

El cuarto personaje, Hernán, suma datos desde la musicalidad. Ha vuelto al pueblo para participar de un concurso de compuestos. Esto permite que ensaye su habilidad para la guitarra y el canto (también la rima fácil, tonta o pícara), emocionándonos con la historia versada de la Pilarcita y otras glosas que involucran a las protagonistas. Sus intervenciones son esperadas, porque el personaje es “entrador”. El actor debutante Diego Gómez parece haberlo tenido en claro desde el inicio, con su porte y simpatía de payador joven, pero con experiencia.

En suma, La Pilarcita, partiendo de la histórica dicotomía campo vs. ciudad, se mete con los proyectos y frustraciones personales, las creencias populares (las fiebres que provocan, pero también sus efectos colaterales positivos), la necesidad del cambio y de la autorrealización, lo indispensable de divertirse, tener proyectos y crecer. Se mete con la desgracia, y también con la posibilidad de revancha. Con la fe, y sus cimientos siempre a reforzar.

Los objetos escénicos y el vestuario contribuyen a redondear un encuentro de mundos bien disímiles. La iluminación se luce en las atmósferas nocturnas. Y la inocencia de La Pilarcita sobrevuela en las nobles intenciones del espectáculo todo.

Como dato de actualidad, vale mencionar que La Pilarcita fue parte durante 2023 del ciclo Teatro, que Rubén Szchumacher curó para la TV Pública y que tuvo dirección audiovisual de Franco Verdoia. Ahora, el programa está nominado al Martín Fierro en el rubro Autor/Guionista (María Marull). Los premios se entregan el 9 de setiembre y se transmiten por Telefé.

 

Ficha:

La Pilarcita, de María Marull. Dirección y producción general: Érica Gómez. Actúan: Ania Josefina Ormeño, Cintia Zolorza, Aixa González y Diego Gómez. Asistentes de dirección y producción: Celeste Rodríguez de Mesa y Rosa Vargas. Vestuario: Rosa Vargas. Escenografía: Sol Castillo y Leandro Recabarren. Fotografía: Damián Soloducha. Diseño flyers: Sol Murano. Edición musical: Javier Leda. Redes: Hernán Iguácel. Prensa: AP! Prensa. Produce: Telares Teatro. Sala: Teatro Quintanilla. Función del 07-09-2024 (en el marco del Festival de Estrenos).