Éste es el romance de la sirvienta y la patrona…

03.06.2022 10:43

Por Fausto J. Alfonso

 

Preocupados por elegir la butaca que mejor nos parece para la función, no nos percatamos que ésta ya empezó. Desde una humorística y trabajosa coreografía de piso, la chica de la limpieza saca lustre a la escena. Luego sabremos que, bajo el overol represor, se esconde un espíritu inquieto, que busca ser libre y creativo, y que el poder de la música será determinante en esa liberación, aunque ese poder abstracto esté en manos de otro más concreto: el de su ama, una cellista celosa de su lugar, de su instrumento y de sus acordes.

Así, en Suite, se entabla lo que sería -parafraseando a Leonardo Favio- el romance entre la sirvienta y la patrona, de cómo se desató, comenzó la batalla y otras pocas cosas más. Celeste Álvarez orquesta este ida y vuelta entre una mujer rígida y perfeccionista (Noelia Pavez) y otra (Graciela Conocente) que puja todo el tiempo por abrazar -literal y metafóricamente- al delicioso Bach que marca los tiempos de principio a fin. El resultado es agradable a la vista y sugerente en sus interpretaciones. Pero, además, la directora se encarga de subrayar que hay cambios de función a función, lo que amplía el de por sí generoso margen para la variación que cualquier espectáculo teatral posee per se, previstamente o no.

Y es que las situaciones dan para el juego y la improvisación sobre la base de las relaciones de amor, odio, seducción, venganza, humillación o admiración que se establecen entre el dúo, siempre de acuerdo con el registro dramático musical del momento. De allí que quien nos pueda parecer en un momento una musa que inspira a la virtuosa, luego se convierta en una fiera descontrolada a domar por aquélla. O en alguien que merece protección. O en un ser travieso, que solo busca compartir un momento lúdico.

El timming entre las intérpretes luce aceitado y la complicidad actoral funciona. La presencia del estuche del cello, como un cuarto personaje (el cello en sí y su música serían el tercero) también alienta distintos significados y define situaciones que apuntan a la gracia, aunque a la hora de incorporarlo en momentos más estilizados, distanciados del humor, inevitablemente su aparatosidad resta fluidez a la narración corporal.

Salvando ese aspecto, entre bromas y provocaciones, escondidas y correteadas, tiradas de pelo y revuelo de partituras, las mujeres generan disparadores a atender: ¿Puede la música achicar las diferencias de clase? ¿Se puede vampirizar el talento ajeno? ¿Se puede co-crear desde dos idiomas diferentes? ¿Es el arte un instrumento de dominio? ¿La hondura de Bach toca las fibras íntimas de la chica o es, acaso, la interpretación femenina del genio lo que la seduce? ¿Apropiarse de la música de alguien es apropiarse de ese alguien?

Suite es una manera bella de terminar un día. Un romance atípico y encantador. En su recorrido, las artistas se despojan de algunas prendas, por comodidad y para mostrarse como son. Ese despojamiento nos las presenta tan iguales como distintas a sí mismas. Como el final. Que puede ser el éxtasis. O la fatalidad.

 

Ficha:

Suite. Dirección: Celeste Álvarez. Intérpretes: Graciela Conocente y Noelia Pavez. Técnica de luces: Daniela Funes. Fotografía: María José Navarro Sardá. Diseño gráfico: Darío Pela Manfredi. Vestuario: Joana Ortega. Sala: Estudio Fusari (Uruguay 722, Ciudad, Mendoza). Función del 29-05-22.