Juana y sus múltiples méritos

28.10.2023 20:41

Por Fausto J. Alfonso

 

Si bien la dramaturgia argentina ha dado importantes ejemplos de todo lo contrario, lo cierto es que, ya en escena, los textos de contenido histórico y héroe/heroína ad hoc surfean por lo soporífero y terminan naufragando indefectiblemente. Entre la obsesión por el didactismo y la bajada de línea indisimulable desalientan al espectador, quien abandona la sala hasta pensando en gestionar otra ciudadanía. Si no hubiese excepciones, esta crítica terminaría acá.

Pero las hay, y en este caso se trata de Juana somos todas, un hermoso escrito de Tristán Casnati y Alejandra Crespo, cuyo valor y sensatez pasa no solo por lo literario, por las palabras escogidas en sí, sino por su capacidad de síntesis, su claridad expositiva, las imágenes que evoca metáforas mediante y, al mismo tiempo, por la visión abarcativa de un personaje complejo que se autoanaliza en escena con valentía y honestidad.

Claro que esto es solo un punto. Para que la mesa se sostenga firme necesita al menos tres patas más (y en condiciones). Y aquí caben la actuación de Gisela Lorca, la música en vivo de Julio Pizarro y la dirección de Jorge Fornés.

De entrada, el guitarrista nos aclimata. Nos invita a compartir una historia, una confesión por demás reveladora de una Juana Azurduy bien bajada de ese bronce monumental parado frente al CCK. Pero, como discretísimo testigo, Pizarro acompaña en escena hasta el final, sutil hasta en sus pausas, en sus silencios. Su música contribuye a crear un espacio, un lugar que imaginamos lejano y amplio, manso y hostil al mismo tiempo, conquistado y a conquistar.

Esa atmósfera musical se funde con la puesta de Fornés, precisa y despojada, con apenas un puñado de objetos-símbolos de una vida y de una lucha. Un pequeño marco que se agiganta con la presencia y la acción de esta mujer decidida, pero también llena de culpas y remordimientos. Una mujer que no necesariamente quiso ser la que fue, pero que sí se vio en el deber de serlo hasta sentirse orgullosa de ello.

El director ha dispuesto cada escena con meticulosidad. En tiempos y en formas, nada falta ni sobra. Y en complicidad con las luces (a cargo de Juan José Cáceres) consigue destacados momentos intimistas, que sopesan lo aguerrido de otras tantas situaciones.

Claro que, en la protagonista, es en quien el público pone las mayores expectativas (a sabiendas o no de la complejidad de todo el fenómeno teatral). La elección de Lorca para el papel es por demás atinada, ya que consigue dotar a su Juana de bravura y delicadeza, pero también de ironía y erotismo. Propone una india, como se dice a sí misma, plena de matices, aunque sin abandonar nunca la franqueza, la frescura que hace a su relato. Esa es la nota dominante. No olvidemos que es ella quien se cuestiona como mujer y como mito, y quien con no poco sarcasmo analiza la historia que la contextualiza y la trasciende: una historia argentina plagada de injusticias, traiciones y oportunismo.

Las referencias a Bolívar, Castelli y, sobre todo a los Manueles, Padilla y Belgrano, vuelven picante su discurso. Obligada a hablar de hombres no se guarda nada (¿o sí?) y en ese devenir descarga munición gruesa sobre las mentiras masculinas, la arrogancia de los porteños y su vida doméstica y pública en relación con ellos. Y comparte sus vivencias, pero también su imaginación. Esa con la que llegó a lugares que nunca pensó que podía llegar.

Otros aciertos del texto/puesta son el buen manejo de la picardía (que aparece cada tanto), el no caer en la burda proclama feminista, el uso fragmentado del célebre tema de Félix Luna y Ariel Ramírez como intertexto acoplado a distintas situaciones, y el manejo del suspenso a partir de un objeto (una carta) que nos obliga a reflexionar sobre esta cuestión del sueño de la patria grande. Ya hecho trizas, claro está.

El comienzo y el final de la propuesta están enlazados con una sutileza que, desde ya, no conviene revelar. Eso sí, hay que estar muy atentos.

En la última edición del Festival Iberoamericano de Teatro Cumbre de las Américas (Mar del Plata) Juana somos todas fue distinguida en los rubros Mejor Actuación y Mejor Música en Vivo. Merecido lo tiene.

 

Ficha:

Juana somos todas. Autores: Tristán Casnati y Alejandra Crespo. Puesta en escena y dirección: Jorge Fornés. Intérpretes: Gisela Lorca. Música en vivo: Julio Pizarro. Técnica y luces: Juan José Cáceres. Gigena Producciones. Sala: Julio Quintanilla (Espacio Cultural Plaza Independencia, Mendoza). Función del 28-10-2023.