La maquinaria del desguace

01.11.2019 17:47

Por Fausto J. Alfonso

 

A principios de los ‘90, el teatro mendocino se dio el lujo de ver nacer al Grupo Zona. El mismo que, con intermitencias, ha llegado hasta hoy. Pero la referencia a aquella época viene a cuento de que fue entonces cuando ellas y ellos (Noemí Salmerón, Marcela Barbarán, Alejandro Conte y Hugo Marsala) captaron lo que en esta geografía aún nadie captaba en términos teatrales: los códigos de la fragmentación, el clipeo, el lenguaje publicitario, la cita culta hibridada con la popular…

En sus espectáculos, las famosa biblia junto al no menos famoso calefón se multiplicaban de diversas formas, literal y metafóricamente. Mientras, la denuncia, el desparpajo y la diversión adquirían el carácter de flashes vistosos y coloridos. Había urgencia por decir. Los recortes de la realidad eran animados con recortes de la ficción y viceversa. Así, el collage posmoderno desembarcaba en Mendoza con cuatro artesanos desfachatados, que tanto podían desnudarse para el horror de algún/a malinformado/a como cargarse al hombro unos vestuarios propios de la asombrosa ingeniería de indumentaria de Susana Dargotta.

La referencia también viene al caso porque por estos días, en la nueva sala Las Sillas, ubicada en la Alianza Francesa (allí mismo donde nació el Zona), se puede ver un revival de aquello que tanto bien le hizo al teatro local. Bajo el rótulo Zonas retro ‘90, el cuarteto en cuestión ofrece una melange de aquellas melanges: un poquito de Chaparrones, nubosidad variable; otro tanto de Tu corazón es un ladrillo; una pizca de Esquiloidea; un detalle de Zonas olvidadas… y así. Todo sazonado con canciones y textos picantes, melodías pegadizas, letra poética de Müller, Girondo y otros popes y una descontrolada falta de unidad narrativa y de ilusionismo.

Más alienados y alineados que nunca, los tres intérpretes (Barbarán, Conte y Marsala) arrancan sentaditos uno al lado del otro. Están absortos con sus celulares: la gran novedad entre todo lo que ha pasado desde aquel entonces. A partir de allí, estos pioneros del desguace comienzan con su fuerte crítica a la deshumanización, a la esclavitud que nos somete las apariencias, a la razón que sofoca la creatividad… También a temas más mundanos, como la boleta de la luz o el gas. Del corso participan Jesús, Van Gogh, ciudadanos quejosos (unos más fachos, unos más progres y otros más pobres), bailarines a lo Fosse, un escolar aplicado y varios más, que mixturan todo tipo de estilos de actuación, desde Garrick al modelaje de pasarela.

Zona se anticipó casi cinco lustros a poner en discusión temas y arquetipos que hoy son moneda corriente en la escena mendocina. Ver hoy este compilado puede parecernos a tono con la actualidad, donde ya todo es vertiginoso y caótico. También desde esta nueva perspectiva, podría interpretarse como un espectáculo más. Aunque puesto en el contexto del surgimiento del grupo, obviamente no.

Pero además, este autohomenaje permite que confrontemos cuánto de nuevo hay en el nuevo teatro mendocino y cuanto de viejo en el viejo. El resultado es extraño: en el nuevo hay mucho de lo viejo y en el viejo hay mucho de lo nuevo. O cierto teatro actual es una parodia de los ‘90 o aquel teatro de los ‘90 fue premonitorio de lo que hoy vemos sobre la escena. Entonces, ¿estamos viendo un espectáculo viejo? Sí. Que es nuevo para lo viejo que es. O que es nuevo porque el entorno se lo facilita.

Hablar de las virtudes de la directora y de cada uno de los actores a esta altura sería redundante. Aunque negar que uno sale reconfortado con el carisma y la simpatía de Hugo Marsala, sería injusto. Barbarán está en su salsa (tras muchos años de ausencia del país) y Conte mantiene la fibra física y temperamental de aquel entonces, como si nada hubiese pasado. El trío se ensambla sin mayores problemas, mientras Salmerón orquesta los constantes cambios de rumbo con certeros golpes de muñeca.

Zonas retro ‘90 se puede ver con la cabeza en el pasado o en el presente. Como los problemas de fondo en Argentina no cambian, ni cambiarán, también se puede ver con la cabeza en el futuro. O, tratándose de fragmentación pura y dura, sin cabeza.

Los aportes de Zona han sido muchos, queda claro. Si hasta nos ha legado uno de los diálogos más grabado a fuego de la historia del teatro mendocino (léalo el lector como algo dicho con hondura, patetismo y farsa al mismo tiempo; como si Tristán y Silvia Süller ensayasen en serio un Shakespeare):

 

- Tu corazón es un ladrillo…

- Pero late sólo por tí…

 

Ficha:

Zonas retro ‘90. Grupo Zona. Dirección general y puesta en escena: Noemí Salmerón. Intérpretes: Marcela Barbarán, Hugo Marsala y Alejandro Conte. Diseño lumínico y operación de luz y sonido: Daniela Quintero. Diseño y confección de vestuarios: Susana Dragotta. Fotografía y diseño gráfico: Bruno Palero. Arreglos de vestuario: Susana Rivarola. Edición sonora: A. Conte. Coreografías: H. Marsala. Sala: Las Sillas, Chile 1754, Mendoza. Función del 23-10-19.