Si te he visto, no me acuerdo

03.12.2018 10:40

Por Fausto J. Alfonso

 

En Amor de memoria, un hombre víctima del síndrome de Korsakoff queda entrampado en un lío sentimental. La puesta de Rodrigo Calderón no se define por lo revisteril ni por la comedia de enredos, pero es eficaz en la dinámica y divierte con las actuaciones.

La obra de Patricia Suárez -que ya lleva varias versiones en distintos puntos del país- es una comedia sentimental de enredos, que apunta tanto a la risa como a la reflexión, y que en esta ocasión subraya más lo primero que lo segundo.

Adán es alcohólico, lo que lo ha llevado a perder la memoria a corto plazo (el citado síndrome). En una casa de citas conoce a una mujer, Amelia. Luego de equívocos y vaivenes, la pareja se mostrará afín. Pero de vuelta a su casa (y a su esposa, Ángeles), y ya habiendo olvidado todo lo anterior, el tipo se verá envuelto en una indeseada situación.

Planteada en dos escenas largas (o actos cortos), Amor de memoria resuelve el primer tramo -que da un rodeo hasta entrar en tema- desde una estética revisteril, con todos los clisés del humor ochentoso, tanto en lo verbal como en el juego físico, y hasta en la puesta lumínica. Algo añejo, pero que todavía guarda cierta eficacia.

Así, nos encontramos con chistes de doble sentido (algunos medios toscos), insinuaciones, bromas internas, guiños al espectador y toqueteos varios en la línea de las bromas sexuales que ensayaban Porcel y Olmedo con las vedettes de turnos. La presencia del drag queen Cartajena (Sergio Sotelo) con su ostentosa vestimenta y sus postizos, redobla en ciertos casos la apuesta humorística y se mete en lo paródico.

El segundo tramo es terreno de la comedia de enredos. Allí el espectáculo repunta. La actuación de Víctor Agüero (una especie de Chiquito Reyes con brotes psicóticos) se potencia al sumarse Cecilia Villalba (una esposa chilena sacadísima, calcada de una canción melodramática). Ambos, apuestan a pasarse de revoluciones, antes, durante y después de la reaparición de Amelia, quien para Adán nunca existió. Y les sale bien.

El vestuario (el enterito de Ángeles es impagable) y los temas románticos de “esos que reprochan” (como El me mintió, popularizado por Amanda Miguel) refuerzan lo kitsch de esta propuesta con la que The Queen Room, un lugar amable e integrador en serio, se suma a la oferta de espacios teatrales.

 

Ficha:

Amor de memoria, de Patricia Suárez. Intérpretes: Víctor Agüero, Sergio Sotelo (Queen Kartajena) y Cecilia Villalva. Dirección: Rodrigo Calderón. Sala: The Queen Room (25 de Mayo 318, Dorrego, Guaymallén). Función del 1-12-18.