Mucho más que lo que se sospecha

30.06.2019 14:41

Fausto J. Alfonso

 

El título de la propuesta no es muy alentador: Es lo que hay. La modestia ante todo, claro. Pero el otro tramo del título (porque no acaba allí), tampoco es auspicioso: El musical de Nelly. Uno y otro tramo parecen hechos a la medida de prejuiciosos. Porque, seamos sinceros, ¿quién se le atreve a un espectáculo musical unipersonal que no promete mucho, que a priori no confía en sí mismo? Sin embargo, detrás de esa desencantada invitación, hay una gran actriz, nada egoísta ni discreta en sus recursos, que puede llenar el enorme vacío que se insinúa a fuerza de su incuestionable carisma y seguridad.

Claudia Racconto no es otra que la Nelly del título. O la Nelly del título no es otra que Claudia Racconto. Dicho sea de paso, Nelly es un nombre que te deja picando el artículo. Que no se explica sin él. Por eso, de aquí en más, y por siempre, es “la” Nelly. Además, (la) Nelly es el nombre de una de las más grandes actrices cómicas que dio el espectáculo argentino. (La) Nelly Láinez, por supuesto. Aunque ese es otro cantar. O no. Porque aquí también estamos frente a una gran actriz cómica.

El caso es que la Nelly está sentada entre el público, chequeando el celu, como si nada, hasta que una depresiva música la abduce y la coloca en el escenario para que se desboque derramando una catarata de adicciones: a las malas relaciones, a la infelicidad, a la felicidad, a las pastillas, al matrimonio… Más que suficiente para que la Nelly, o Racconto, en este caso, despliegue su catálogo de herramientas teatrales, musicales y hasta dancísticas.

La actriz tiene una frondosa experiencia en musicales, pero esta ocasión es ideal para apreciar “sin contexto” todas sus dotes. Porque la Nelly/Racconto debuta en el formato unipersonal. Acá el contexto es ella misma (o en todo caso, nosotros), lejos de la parafernalia de personajes, escenografía, vestuario y chiches varios que posee -o supone- todo espectáculo musical.

Es ideal, entonces, para verla solita y sola. Para divertirse con su simpatía y repentismo, para deleitarse con alguien que ¡¡¡modula y no desafina!!!, para apreciar su menudo y dúctil físico jugando a la actuación. Y para comprobar que puede realizar transiciones, del monólogo al canto, de modo fluido; y sacarle partido a los espectadores sin engolosinarse con eso.

En el marco de lo que se supone una terapia grupal, la Nelly se despacha contra los mandatos, las fórmulas amorosas, los clisés de los manuales de autoayuda, los roles preconcebidos, el verso de los hombres y unos cuantos psicofármacos que son parte de una ciencia dudosamente científica. Todo, en busca de encontrar la pista hacia aquellas cosas que lo hacen a uno sentirse mejor y ser feliz. Procurando que siempre sea a partir de lo que uno es y no desde lo que se supone o nos dicen que debemos ser.

Vaya y vea si la Nelly logra o no su objetivo. Seguramente, también se sentirá intrigado por saber cuánto de autobiográfico hay en el espectáculo. Pero seamos serios. Ese aspecto, mejor dejárselo a Polino.

 

FICHA:

Es lo que hay. El musical de Nelly. Actuación y dramaturgia: Claudia Racconto. Asistencia y peinado: Daniela Funes y Camila Jardel. Vestuario y utilería: Raquel Delú. D.G.: Coca Carbone. Ph: María José Navarro Sardá. Prensa: Argot. Sala: Yo soy Academia Musical (Perú 2356, Mendoza). Función del 29-06-19.